Cuando y como cerrar una empresa o negocio

En estos últimos tiempos vemos como cada día cierran negocios, persianas bajadas, locales que se vienen o se alquilan, negocios que se traspasan, empresas que desaparecen, despidos en masa (los famosos ERO), conflictos laborales.

 

Liquidar un negocio o cerrar una empresa no es una decisión fácil, pero alargar un proyecto que solo hace que acumular deudas no tiene ningún sentido. Llega un momento que el propietario o empresario tiene que plantearse si conviene reestructurar, vender o cerrar por no poner más en peligro el patrimonio personal.

En este artículo se intenta dar luz sobre CUANDO y COMO tomar la decisión de cerrar el negocio o la empresa con el menor coste.

 

En primer lugar se tienen que conocer los números del negocio o empresa, se tiene que empezar haciendo un diagnóstico financiero de la situación de la actividad. Se tiene que saber cuál es el dinero disponible, las obligaciones a corto y a largo plazo y el nivel de solvencia. Para saberlo tenemos que ir a los datos económicas (balances) y aplicar unas fórmulas, así tenemos:

 

1. Ratio de tesorería o liquidez inmediata = realizable + disponible/exigible a corto

Indica la capacidad para responder a las deudas a corto plazo. El resultado tiene que ser mayor que 1, en caso contrario quiere decir que la empresa o negocio no tiene activos líquidos suficientes para responder a sus deudas a corto plazo, y si no se resuelto podría desembocar al concurso de acreedores.

 

2. Ratio de endeudamiento = exigible (deudas) a corto y a largo / Total pasivo

Mesura el volumen de endeudamiento que la empresa tiene. El resultado tiene que situarse entre 0’4 y 0’6, en caso de ser superior, indica que el volumen de deudas es excesivo y por tanto la empresa depende demasiado de terceros perdiendo autonomía financiera. Se está descapitalizando.

 

3. Ratio de solvencia = activo / exigible a corto y a largo plazo

Mesura la capacidad de la empresa para hacer frente al pago de sus deudas, es decir si tiene suficientes activos para pagar todas sus deudas en un momento dado. El resultado ideal sería sobre 1’5, si es inferior mucho decir que no hay solvencia y por tanto la empresa o negocio no puede hacer frente a su situación.

 

Aclaraciones:

Realizable: los derecho que la empresa o negocio tiene y que podría hacer líquido de manera fácil (en teoría), como por ejemplo clientes que todavía no se han cobrado.

Disponible: por ejemplo efectivo, caja o bancos

Exigible: obligaciones o deudas

Activo: el conjunto de derechos, aquí se incluye tanto el inmovilizado como el circulante que es el realizable más lo disponible.

Pasivo: conjunto de deudas y de recursos propios, aquí incluye el capital social, reservas, subvenciones y resultados de ejercicios anteriores acumulados.

 

Una vez tengamos este primer análisis, el siguiente paso sería hacer un estudio de viabilidad para ver si se puede sanear la actividad o se toma otra decisión más drástica.

 

Un plan de viabilidad tiene que descubrir todos los punto críticos de la actividad desde el inicio del proceso hasta la proyección financiera. Se tiene que analizar el mercado, los productos o servicios, la comercialización y *marketing, la misma idea del negocio, la organización…y entonces crear un plan de supervivencia que contemple los cambios a realizar en la actividad y las necesidades de financiación para llevarlos a cabo, es decir, no solo tiene que ser una solución momentánea al problema sino que tiene que permitir generar negocio.

 

El objetivo del plan de viabilidad es indicar si es viable la reestructuración de la empresa o actividad, si hay recursos económicos para hacerla o bien capacitado de endeudamiento para financiarla, y si conseguirá potenciar los ingresos. En caso contrario, se debe de optar por el cierre.

 

La disolución y liquidación de una empresa implica el cierre del negocio y la venta de todos sus activos para pagar sus pasivos o deudas. Si no se puede hacer frente a las deudas, es cuando la empresa tiene que presentar concurso de acreedores.

 

Antes de llegar al concurso de acreedores hay otros posibles alternativas que ahorran los costes que supone un proceso concursal.

 

A. Disolución decidida por la propia empresa, si se opta por ella se podrán pactar acuerdos de formar individual con los deudores según los intereses de cada uno.

 

B. Venta de la empresa o negocio, se puede hacer como un todo o por partes. Es una de las soluciones más beneficiosas por todo el mundo, incluida la plantilla de trabajadores. El empresario transmite la empresa o actividad con un beneficio económico o bien simplemente liberándose, por ejemplo, de la deuda bancaria y los acreedores ven satisfechas, como mínimo en parte, sus aspiraciones de cobrar, puesto que si la empresa va a liquidación en sede concursal sus posibilidades de cobrar se reducen enormemente.

 

C. Negociación extrajudicial o fase preconcursal, quiere decir entrar en una fase voluntaria de concurso que se puede iniciar desde el momento de detectar la insolvencia de la empresa (sin esperar los plazos que marca la ley para ir a concurso de acreedores). Esta vía supone ampliar el plazo para hacer frente a las deudas y negociar con los acreedores, llegando a tener 4 meses de protección legal para negociar libremente, y si se llega a un acuerdo y se resuelto la insolvencia, se evita el concurso. Para acogerse a esta figura, se tiene que hacer una propuesta anticipada de convenio o negociación por el pago de las deudas por escrito y presentarlo al Juzgado.

 

Si no se ha llegado a un acuerdo en la fase preconcursal o bien no se ha tomado ninguna decisión en dos meses desde que se detecta la insolvencia de la empresa, la ley obliga a ir a concurso de acreedores. Si no se cumple la ley puede incurrir en responsabilidades el administrador o propietario, y responder con todos sus corderos, presentes y futuros, de las deudas de la empresa o actividad.

 

Durante el concurso de acreedores se paralizan cualquier demanda pasada o actual interpuesta por cualquier acreedor, se paralizan las posibles ejecuciones o embargos, y se puede negociar descuentos de las deudas de entre el 30% y el 50% y diferimiento en tiempo de tres a cinco años. Se claro que contra más oneroso sea el convenio, más puede incurrir en responsabilidades el administrador.

 

Por que un convenio acabe siendo aprobado y por tanto salir del concurso, debe de ser aprobado por la mayoría de los acreedores ordinarios (mínimo 51%), el problema son los que tienen garantía hipotecaría, como los bancos, que no suelen aceptar descuentos y prefieren ejecutar los embargos.

 

Si no se llega a un acuerdo en el convenio se pasa a la fase de liquidación, y el más habitual es que los corderos de la empresa o actividad salgan a subasta y se malvendan. Pero en este momento todavía queda una última alternativa si se piensa que el negocio puede tener continuidad sin deudas, y es, comprar un mismo su empresa o negocio, es decir comprar en la subasta los corderos siente el mejor postor y volver a empezar con una empresa limpia de deudas habiendo liquidando el anterior. Es una salida totalmente legal si se hace a través del Juzgado, pero poco utilizada.