Deflación

Estos últimas días hay una palabra de moda y es DEFLACIÓN. Pero sabemos de que hablamos y qué consecuencias reales tiene por nuestro bolsillo y por el día a día de todos?

Ante todo vemos en un gráfico qué ha sido la evolución del IPC durante el 2013, tasa de variación mensual del IPC general, para observar la clara tendencia a la baja, siendo negativo el último mes.

 

Vamos paso a paso para hacerlo más fácil.

La teoría es: Deflación es la bajada generalizada y continuada, como mínimo durante dos semestres según el FMI (Fondo Monetario Internacional) del nivel de precios de corderos y servicios. La deflación implica tasas de variación negativas del IPC; mientras que hay *desinflació cuando se da una desaceleración de los precios, es decir, disminuyen a un ritmo menor.

La causa más habitual, que no la única, es un descenso de la demanda (cantidad de corderos y servicios que pueden ser adquiridos en los diferentes precios de mercado por los consumidores). En la actualidad sufrimos una fuerte y prolongada crisis económica que ha hecho “congelar” el consumo y por tanto la actividad económica en general, generando paro y falta de circulación de dinero.

 

El primer efecto de la deflación que se intuye es positivo, puesto que si bajan los precios quiere decir que con el mismo dinero es pueden comprar más productos y servicios, por lo tanto da la sensación de que tenemos más dinero disponible. Hasta aquí el efecto positivo.

En nuestro país como todavía los salarios y pensiones van directamente mesuradas por el IPC, quiere decir que no incrementan pues se adecuan a la inflación negativa, por lo tanto a medio y largo plazo hay una pérdida de poder adquisitivo.

De otra parte, al darse una disminución en los precios se genera una expectativa en los consumidores de que bajarán más, el que supone que pospondrán sus compras, puesto que si se *esperan todavía lo encontrarán más barato, lo cual implica todavía más reducción de la demanda en un mercado ya suficientemente pobre. Esta es una teoría discutida porque hay productos que bajan año última año y por eso no nos dejan de comprar, por ejemplo electrónica, y porque también hay compras que no se pueden posponer, cuando se estropea un electrodoméstico imprescindible (lavadora, nevera, etc…..) o por ejemplo la alimentación. Pero si que se cierto que hay retención en el consumo debido a la incertidumbre del momento que viene adobado por una crisis económica larga.

Por lo tanto se genera un círculo vicioso, si se pierde poder adquisitivo y se reduce la demanda, afecta a las empresas que ven reducidos sus beneficios, la mayoría de los casos tienen pérdidas, entonces para conseguir ventas tienen que reducir todavía más los precios, medida generalista y clásica, como consecuencia de esta reducción de precios tienen que reducir costes, y como se reducen costes de manera importante?, pues despidiendo trabajadores o reduciendo salarios, por lo tanto se incrementa el paro o se pierde más poder adquisitivo todavía, y por tanto al final se consumirá todavía menos.

Llegados este punto es necesario romper este círculo vicioso, alimentado enérgicamente por la crisis económica.

 

Hay básicamente dos maneras:

incrementar el gasto público para incrementar la demanda, esta vía es totalmente impensable en la situación actual, donde los recortes en los presupuestos públicos están al orden del día, impuestos por una férrea política europea que valora más la reducción de la deuda pública que el crecimiento

bajar los tipos de interés y aportar fondo a las entidades financieras para hacer fluir el crédito a las familias y las empresas. Esta es la vía que ha escogido el BCE (Banco Central Europeo), cuando la semana pasada redujo al 0.25% el interés del dinero. Esta reducción tiene que suponer:

reducir deudas, sobre todo préstamos e hipotecas. Así las familias tienen más dinero disponible y por tanto pueden consumir más; y las empresas tienen más líquido para hacer frente a los gastos, y así reducir el fantasma de los despidos en masa.

 

Facilitar el acceso al crédito, es una medida destinada directamente a las entidades financieras. Si fluye más el dinero, supone financiación a precios asequibles por empresas y familias, y por tanto activar el mercado (ofrecida-demanda). Aquí el problema es la reacción que tendrán los bancos, puesto que a pesar de han sido saneados con dinero público nunca los han utilizado para facilitar el crédito que era el objetivo, sino que este dinero han sido utilizados para capitalizarse, cubriendo así la morosidad y endulzar el coste de convertirse en inmobiliarias.

 

Este ha sido un tratamiento sintético y fácil, sin entrar en detalles y evitando múltiples interpretaciones, sobre el tema de la deflación.